El color que tenía era algo más oscuro, por lo que en mi piso, que no es muy grande, iba a dar aspecto de encoger la habitación en la que estuviera.
Manos a la obra. Lijé toda la superficie con una lijadora eléctrica, limpié todo y apliqué pintura acrílica de color blanco marfil.
Un trabajo tedioso; capa tras capa hasta que todo quedó bien cubierto. En un principio pensé en cubrir la tapa del arca (donde uno se sienta) con papel bonito, pero como tenía un cojín de colores rojos, decidí que sólo usaría el papel en los cuadrados que tiene en la parte baja del banco.
En la flor del centro a también le puse un detalle con el mismo papel. Con el cojín quedó de esta manera.
Y aquí con mi señora gata Lúa.
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