Hoy en día con la nueva tecnología y su posibilidad de tener infinitas fotografías guardadas en una memoria USB o en el ordenador, pocas veces podemos disfrutar de las mismas en los típicos álbumes de fotografías.
Como siempre me gustó echar un vistazo de vez en cuando a las antiguas fotografías, ahora cada tanto tiempo revelo algunas de las más importantes para hacer un álbum. Esta práctica me permite dar rienda suelta a mi imaginación para decorar las portadas de mis álbumes.
Aquí va un ejemplo...
No supe qué signicaba la palabra arquibanco hasta que encontré uno y mi madre me dijo lo que era. Definición: Banco largo con respaldo o sin él y uno o más cajones a modo de arcas, cuyas tapas sirven de asiento. El haber encontrado este arquibanco tiene una largo historia, pero el resumen es que se vino para mi casa. Antes de hacerle nada era algo parecido a este:
El color que tenía era algo más oscuro, por lo que en mi piso, que no es muy grande, iba a dar aspecto de encoger la habitación en la que estuviera.
Manos a la obra. Lijé toda la superficie con una lijadora eléctrica, limpié todo y apliqué pintura acrílica de color blanco marfil.
Un trabajo tedioso; capa tras capa hasta que todo quedó bien cubierto. En un principio pensé en cubrir la tapa del arca (donde uno se sienta) con papel bonito, pero como tenía un cojín de colores rojos, decidí que sólo usaría el papel en los cuadrados que tiene en la parte baja del banco.
En la flor del centro a también le puse un detalle con el mismo papel. Con el cojín quedó de esta manera.
Y aquí con mi señora gata Lúa.
